A lo largo de la evolución, nuestro organismo ha ido desarrollando una serie de relojes moleculares (uno central, situado en el hipotálamo y otros, periféricos, situados en órganos como el hígado, el intestino o el músculo) sincronizados en función de señales externas (zeitgebers) como la luz o la comida. La expresión de genes y secreción de hormonas varía en función de estas señales. En el caso del reloj central, el principal zeitgeber es la luz, mientras que, para los relojes periféricos, es la comida. Por esto, respetar y entender las fluctuaciones fisiológicas naturales del organismo nos puede ayudar a tener un organismo más sano.
Los nuevos hábitos de los países desarrollados, alejados en muchos casos de los ritmos naturales de luz-oscuridad y comida-ayuno, podrían ser determinantes en la aparición de enfermedades metabólicas como el cáncer o la diabetes.
REFERENCIA
- Carroll, R. G., Timmons, G. A., Cervantes-Silva, M. P., Kennedy, O. D., & Curtis, A. M. (2019). Immunometabolism around the Clock. Trends in molecular medicine.