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1 enero, 2022

El mes en el que naciste condiciona tus posibilidades de éxito
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Según la ciencia, no solo importa el año en el que naces, sino también el mes: se conoce como efecto de la edad relativa. Las implicaciones de este efecto en el deporte han sido ampliamente estudiadas desde hace años, y ahora se comienzan a vislumbrar también sus efectos en el rendimiento académico, llegando incluso a determinar el futuro profesional.

A menudo, la fórmula del éxito en el deporte nos la presentan como la combinación de talento, esfuerzo y, en menor medida, estar en el lugar adecuado en el momento oportuno, es decir, la suerte. Sin embargo, hay un factor del que pocas veces se habla y es, con frecuencia, uno de los que marca la diferencia entre tener éxito o quedarse por el camino. Aunque parezca sorprendente, hablamos del mes del año en el que se nace. Fue en los años 80 cuando Roger Barnsley, psicólogo canadiense, empezó a darse cuenta de que, en las principales ligas juveniles y profesionales de hockey sobre hielo de su país, hasta el 72% de los jugadores habían nacido entre el primer y segundo trimestre del año (1). De hecho, los jugadores nacidos en enero tenían casi 5 veces más probabilidad de jugar en las ligas juveniles que los nacidos en diciembre (1). ¿Es porque son más talentosos los nacidos en los primeros meses del año? Nada de eso. ¿Entonces? Básicamente se debe a que los nacidos en los primeros meses del año tienen un nivel de maduración superior a los nacidos a final del año, debido principalmente a los casi doce meses de diferencia en algunos casos.

El efecto de la edad relativa en el deporte 

Este fenómeno es lo que Barnsley definió como el efecto de la edad relativa, y hace referencia a la diferencia de edad entre personas que han sido agrupadas juntas para un propósito o función en particular (1,2). En el deporte de base las categorías están establecidas por grupos de edad, situándose en la mayoría de los casos entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de cada año. ¿Qué supone este hecho? Que compitan entre sí niños a los que, en algunos casos, separarán 12 meses, con la diferencia a nivel físico, afectivo y madurativo que supone esto, especialmente en la infancia y la adolescencia. En estas circunstancias, los jugadores nacidos en el primer y segundo trimestre del año (de enero a junio) tienen más probabilidades de ser identificados como talentosos y, por tanto, de ser seleccionados por equipos de mayor nivel debido a las probables ventajas de crecimiento y maduración que tienen sobre sus compañeros nacidos en los últimos meses del año (3–5). Esta circunstancia parece ser especialmente crítica entre los 15 y los 18 años (6).

Y aunque desde los primeros estudios de Barnsley han ido apareciendo otros trabajos apoyando el fenómeno del efecto de la edad relativa en diferentes deportes como el fútbol, el baloncesto, el balonmano o la natación (5,7–10), en otros casos parece no darse este efecto. Así, un reciente estudio liderado por el Dr. Jon Irazusta de la Universidad del País Vasco (Leioa, España) en más de 38.000 niños de entre 9–14 años pertenecientes a 37 deportes encontró que, aunque el efecto de la edad relativa parece ser evidente en las principales ligas de fútbol masculino, baloncesto, balonmano y fútbol femenino, en el análisis general y en el resto de deportes la fecha de nacimiento no fue una limitación para competir (11).  

Pero más allá del ámbito del deporte, ¿puede que el fenómeno de la edad relativa repercuta también a nivel académico o conductual? 

El efecto de la edad relativa más allá del deporte

Al igual que podría ocurrir en el deporte de competición, parece no ser lo mismo llegar al mundo en un momento o en otro del año para el rendimiento escolar. Así, nacer en los primeros meses del año explicaría algunas de las principales diferencias existentes en las notas obtenidas entre los niños. Por ejemplo, las psicólogas Kelly Bedard y Elizabeth Dhuey observaron que los alumnos más jóvenes de cuarto grado obtenían puntuaciones en sus calificaciones entre un 4–12% menores que los más mayores del mismo curso (12). Es decir, haber nacido tan solo unos meses más tarde podría suponer obtener una nota hasta 1,2 puntos menor que la de los nacidos a primeros de año. Y aunque en menor medida, las diferencias también se observaron en cursos más avanzados (8º grado), con una puntuación entre un 2–9% menor para los más jóvenes. Esta circunstancia, aseguran las autoras, hará que los alumnos nacidos en los últimos meses del año tengan menos posibilidades para acceder a los estudios universitarios (12).

Por lo tanto, el mes de nacimiento puede tener cierto impacto en los resultados académicos, con los más pequeños del año natural arrastrando peores puntuaciones, lo que repercutirá en su formación futura. Hay que tener en cuenta que entre un niño de 5 años nacido el 7 de enero y otro nacido el 26 de diciembre de ese mismo año no solo hay un año de diferencia, sino que llega a haber un desfase de hasta un 20% de vida. Esto da lugar a que, como concluye un estudio de la Universidad de Extremadura, los niños nacidos entre noviembre y diciembre puedan tener un 85% mayor probabilidad de repetir un curso que sus compañeros nacidos en los meses de enero y febrero del mismo año (13). Los mismos autores indican que la probabilidad de repetir curso se reduce a un 20% en el caso de los alumnos nacidos entre mayo y junio con respecto a los nacidos en los primeros meses del año.

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A largo plazo, tal y como reveló un completo informe del Institute for Fiscal Studies del Reino Unido, esto se traducirá en que los niños nacidos en los últimos meses del año tendrán peores puestos de trabajo y peores salarios que los nacidos con el inicio del año (14). Estas peores condiciones laborales podrían explicar que los más jóvenes de su clase tengan mayores tasas de mortalidad por suicidio en comparación con sus compañeros nacidos unos meses antes y, por lo tanto, relativamente mayores (15).  Por otro lado, en un estudio realizado por investigadores australianos en más de 1.000 adultos de entre 24–60 años, los que habían nacido en los primeros meses del año demostraron una mayor confianza en sus capacidades, así como una mayor disposición a asumir riesgos en la vida en comparación con los que habían sido los menores de su clase (16). Esto podría a su vez explicar el que los mayores del curso parezcan estar más predispuestos a ocupar cargos de liderazgo en el futuro. Es lo que parece ocurrir en el caso de los principales políticos estadounidenses (17). Por lo tanto, el mes de nacimiento podría influir en la construcción de nuestra personalidad y, por ende, de nuestro futuro profesional.

Figura 1. Resumen de los principales estudios sobre el efecto de la edad relativa

Conclusiones

Podría parecer un factor baladí el hecho de nacer en enero, agosto o diciembre, pero cada vez hay más evidencia de que la fecha de nacimiento puede determinar las posibilidades de éxito. Y ya que no tenemos la oportunidad de seleccionar nuestra fecha de nacimiento, sería deseable que el sistema educativo proveyese algunos mecanismos para corregir estas desigualdades. Por ejemplo, se podrían realizar pruebas para conocer la madurez cognitiva y afectiva de los niños y, antes de ser obligados a matricularse todos los niños nacidos durante ese año natural con independencia del mes de nacimiento, se proceda a no matricular hasta el curso siguiente a aquellos en los que se detecte algún déficit. Otra posible solución podría ir orientada hacia la promoción de programas de evaluación que normalizasen los resultados por edades (o mes de nacimiento), de modo que todos los alumnos fuesen comparados con los de su misma edad relativa. Esta opción eliminaría la lotería de haber nacido en un mes u otro, siendo realmente importante ya que, como hemos visto, puede determinar la carrera y el futuro laboral.  Nadie tiene la culpa de haber nacido en uno u otro mes.  


Referencias:

1.        Barnsley R, Thompson A, Barnsley P. Hockey success and birthdate: the relative age effect. J Can Assoc Heal Phys Educ Recreat. 1985;51(8):23–8. 

2.        Thompson AH, Barnsley RH, Stebelsky G. “Born to Play Ball” The Relative Age Effect and Major League Baseball. Sociol Sport J. 2016;8(2):146–51. 

3.        Helsen WF, Starkes JL, Van Winckel J. The Influence of Relative Age on Success and Dropout in Male Soccer Players. Am J Hum Biol. 1998;10(6):791–8. 

4.        Helsen WF, Van Winckel J, Williams AM. The relative age effect in youth soccer across Europe. J Sports Sci. 2005;23(6):629–36. 

5.        Bezuglov EN, Nikolaidis PT, Khaitin V, Usmanova E, Luibushkina A, Repetiuk A, et al. Prevalence of relative age effect in russian soccer: The role of chronological age and performance. Int J Environ Res Public Health. 2019;16(21). 

6.        Cobley S, Baker J, Wattie N, McKenna J. Annual Age-Grouping and Athlete Development. Sport Med. 2009;39(3):235–56. 

7.        Lorenzo-Calvo J, De La Rubia A, Mon-López D, Hontoria-Galán M, Marquina M, Veiga S, et al. Prevalence and Impact of the Relative Age Effect on Competition Performance in Swimming: A Systematic Review. Public Health. 2021;18:10561.

8.        Doncaster G, Medina D, Drobnic F, Gómez-Díaz AJ, Unnithan V. Appreciating Factors Beyond the Physical in Talent Identification and Development: Insights From the FC Barcelona Sporting Model. Front Sport Act Living. 2020;2(July):1–9. 

9.        Esteva S, Drobnic, F, Puigdellivol J, Serratosa, L CM. Fecha de nacimiento y éxito en el baloncesto profesional. Apunt Med l’esport. 2006;41(149). 

10.      de la Rubia A, Lorenzo A, Bjørndal CT, Kelly AL, García-Aliaga A, Lorenzo-Calvo J. The Relative Age Effect on Competition Performance of Spanish International Handball Players: A Longitudinal Study. Front Psychol. 2021 Jun 29;12:2462. 

11.      Gil SM, Bidaurrazaga-Letona I, Larruskain J, Esain I, Irazusta J. The relative age effect in young athletes: A countywide analysis of 9–14-year-old participants in all competitive sports. PLoS One. 2021;16(7):e0254687. 

12.      Bedard K, Dhuey E. The persistence of early childhood maturity: International evidence of long-run age effects. Q J Econ. 2006;121(4):1437–72. 

13.      Pedraja-Chaparro F, Santín D, Simancas R. Determinants of grade retention in France and Spain: Does birth month matter? J Policy Model. 2015 Sep 1;37(5):820–34. 

14.      Crawford C, Dearden L, Greaves E, Payne J, Allen R, Evangelou M, et al. Does when you are born matter? The impact of month of birth on children’s cognitive and non-cognitive skills in England * A report to the Nuffield Foundation by. 2011 [cited 2021 Nov 9]; Available from: http://www.nuffieldfoundation.org.

15.      Matsubayashi T, Ueda M. Relative Age in School and Suicide among Young Individuals in Japan: A Regression Discontinuity Approach. PLoS One. 2015;10(8).

16.      Page L, Sarkar D, Silva-Goncalves J. Long-lasting effects of relative age at school. J Econ Behav Organ. 2019 Dec 1;168:166–95. 

17.      Muller D, Page L. Born leaders: political selection and the relative age effect in the US Congress. J R Stat Soc Ser A. 2016;179(3):809–29. 

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