La recuperación de una enfermedad o de una lesión requiere a menudo de un período de inactividad muscular (por ejemplo, reposo en cama o inmovilización de alguna extremidad). Una de las consecuencias principales de la inactividad será la atrofia del músculo esquelético que, a su vez, va a provocar deterioro de la función muscular y el metabolismo, disminución de la sensibilidad a la insulina y mayor acumulación de grasa.
Estudios recientes hablan de que periodos de tan solo 4 días de inmovilización de una extremidad provocan reducciones significativas de la capacidad funcional en personas mayores (1, 2). Sin embargo, poco se sabe sobre el efecto de cortos periodos de inactividad (< 7 días) sobre la estructura y la función de la masa músculo-esquelética.
La masa muscular es el resultado del equilibrio entre síntesis y degradación proteica. Así, la atrofia muscular producida como consecuencia de periodos prolongados de inactividad (> 10 días) se atribuye a una disminución de la síntesis de proteínas, sin aparentes cambios sobre la degradación proteica, mientras que en periodos de menor duración se cree que, en este caso sí, la degradación proteica juega un papel importante. Además, la miostatina, la cual actúa como limitante del crecimiento muscular, desarrolla su acción sobre la síntesis de proteínas y la miogénesis, pero también sobre la degradación proteica.
Recientemente se ha publicado un estudio (3) en el que se analizó el impacto de 5 y 14 días de inmovilización de una pierna sobre el músculo esquelético y la miostatina en 24 sujetos sanos (23±1 años) que no realizaban ningún tipo de programa de entrenamiento físico previo.
Tras los respectivos periodos de inmovilización, en ambos grupos se redujo significativamente el área de sección transversal del músculo cuádriceps, 3.5±0,5% y 8.4±2.8%, después de los 5 y 14 días respectivamente. Curiosamente, al valorar de forma específica el recto femoral, se observó que no se atrofió en ninguno de los dos grupos. Además, se produjo una reducción de 9.0±2.3% y 22.9±2.6% en los niveles de fuerza muscular de la pierna inmovilizada tras los 5 y 14 días de inmovilización, respectivamente, lo que implica un devastador efecto sobre la capacidad funcional
Por último, se obtuvo un incremento significativo del 68% y 54% en la miostatina después de los 5 y 14 días de inactividad, respectivamente, consecuente con el descenso de la masa muscular observado, lo cual muestra el papel que desempeña la miostatina en la regulación de la masa muscular a través de la inhibición de los factores de regulación miogénica.
En conclusión, periodos de inmovilización conducen a una rápida pérdida de la masa y la función muscular, observándose una importante atrofia tras solo 5 días de inactividad. Por ello, durante la recuperación de una enfermedad o una lesión que requiera un período de desuso muscular, es fundamental el llevar a cabo estrategias de intervención no farmacológicas (por ejemplo, nutricionales, como la suplementación con creatina, y físicas mediante contracciones isométricas, las cuales han demostrado ser efectivas) con el objetivo de prevenir o minimizar la atrofia muscular y la pérdida de capacidad funcional.
REFERENCIAS
- Hvid, L. G., Suetta, C., Aagaard, P., Kjaer, M., Frandsen, U., & Ørtenblad, N. (2013). Four days of muscle disuse impairs single fiber contractile function in young and old healthy men. Experimental Gerontology, 48(2), 154-161.
- Suetta, C., Frandsen, U., Jensen, L., Jensen, M. M., Jespersen, J. G., Hvid, L. G., … & Heinemeier, K. M. (2012). Aging affects the transcriptional regulation of human skeletal muscle disuse atrophy. PloS One, 7(12), e51238.
- Wall, B. T., Dirks, M. L., Snijders, T., Senden, J. M., Dolmans, J., & Loon, L. J. C. (2014). Substantial skeletal muscle loss occurs during only 5 days of disuse. Acta Physiologica, 210(3), 600-611.