Los niños con cáncer corren el riesgo de desarrollar importantes secuelas, muchas de las cuales persisten incluso años después de haber finalizado el tratamiento. Por ello, es necesario desarrollar abordajes que puedan atenuar los efectos adversos asociados al tratamiento y a la propia enfermedad. En este sentido, cada vez hay más evidencias de que el ejercicio físico, que tradicionalmente se ha visto como una simple herramienta que mejoraba la calidad de vida de los pacientes, podría ayudar. En este trabajo publicado por los miembros de Fissac, sintetizamos los principales hitos alcanzados a lo largo de la historia en el campo de la oncología pediátrica y el ejercicio. La evidencia – aunque preliminar en muchos casos – apoya los beneficios del ejercicio regular (sin contraindicaciones importantes en general) a lo largo de toda la enfermedad, incluso durante las fases más agresivas del tratamiento. El ejercicio, de hecho, podría representar un tratamiento más para atenuar los efectos adversos asociados con el cáncer pediátrico.


Referencia:
Morales JS, Valenzuela PL, Velázquez-Díaz D, Castillo-García A, Jiménez-Pavón D, Lucia A, et al. Exercise and Childhood Cancer – A Historical Review. Vol. 14, Cancers . 2022.