El deporte de alta competición es un foco mediático en el que los acontecimientos cobran una especial relevancia. Por desgracia, en los medios de comunicación aparecen con relativa frecuencia casos de muerte súbita en deportistas. Estos eventos han aumentado la discusión sobre el posible riesgo de realizar grandes cantidades de ejercicio físico. Así, se ha propuesto que la actividad física y el riesgo cardiovascular podrían mantener una relación con forma de J invertida, lo que quiere decir que al igual que realizar muy poco ejercicio físico aumentaría de forma importante el riesgo cardiovascular, también lo harían grandes volúmenes de entrenamiento.
Diversos estudios han mostrado una serie de remodelaciones cardíacas en respuesta al ejercicio físico realizado de forma crónica, como por ejemplo una hipertrofia del ventrículo izquierdo. Sin embargo, se ha observado que las alteraciones producidas no suponen por lo general una adaptación patológica al ejercicio, sino una remodelación benigna que no afecta a biomarcadores de riesgo cardiovascular (Sanchis-Gomar et al, 2016). De hecho, un meta-análisis que incluyó a 42087 atletas mostró que éstos presentaban un 27% menos riesgo de mortalidad por patología cardiovascular que la población general (Garatachea et al., 2014).
Figura 1. El análisis de diversos estudios muestra como el riesgo de mortalidad general de los deportistas de élite es un 33% menor que el de la población general (Garatachea et al. 2014).
Es cierto que el riesgo de muerte súbita por ejercicio parece ser mayor en deportistas que en la población general (Corrado, 2003). No obstante, hay que tener en cuenta que estas muertes no son normalmente causadas de forma directa por el ejercicio, sino que los deportistas presentan una patología cardiovascular de forma previa pero no diagnosticada (al igual que podría presentarlas la población general) y el ejercicio físico actúa como factor desencadenante.
Estos resultados apoyan el papel del ejercicio físico, incluso realizado en su mayor exponente como es el deporte de élite, para mejorar la función cardiovascular y la salud. Los casos mediáticos de muerte súbita no deben crear controversia sobre los beneficios de realizar ejercicio físico. Sin embargo, sí es importante crear conciencia de la importancia de un adecuado screening cardiovascular (historia clínica, prueba de esfuerzo, ecocardiograma…)
REFERENCIAS
Sanchis-Gomar, F., López-Ramón, M., Alis, R., Garatachea, N., Pareja-Galeano, H., Santos-Lozano, A., . . . Lucia, A. (2016). No evidence of adverse cardiac remodeling in former elite endurance athletes. Int J Cardiol, 222, 171-177. doi:10.1016/j.ijcard.2016.07.197
Garatachea, N., Santos-Lozano, A., Sanchis-Gomar, F., Fiuza-Luces, C., Pareja-Galeano, H., Emanuele, E., & Lucia, A. (2014). Elite athletes live longer than the general population: a meta-analysis. Mayo Clin Proc, 89(9), 1195-1200. doi:S0025-6196(14)00519-9 [pii]10.1016/j.mayocp.2014.06.004
Corrado, D., Basso, C., Rizzoli, G., Schiavon, M. & Thiene, G. (2003) Does sports activity enhance the risk of sudden death in adolescents and young adults? J. Am. Coll. Cardiol. 42, 1959–63.