Oculto en la base de nuestro abdomen, el suelo pélvico es un conjunto de capas musculares que forman una malla o red a lo largo del suelo de la pelvis (Figura 1). Estos músculos sostienen nuestros órganos internos —incluidos la vejiga, la uretra, los intestinos, el recto y, en el caso de las mujeres, también el útero—, desempeñando un papel esencial en el control de la vejiga, la función intestinal y el rendimiento sexual. A pesar de su crucial función dentro de nuestra anatomía,1 la mayoría de las personas solo comienzan a prestarle atención cuando se debilita y empiezan a aparecer los problemas. Entre las consecuencias de un suelo pélvico debilitado se incluyen la incontinencia urinaria de esfuerzo —se manifiesta cuando se escapa orina al realizar esfuerzos como toser, estornudar o reír—, el prolapso de órganos pélvicos y la disfunción sexual, que puede provocar dolor durante las relaciones de pareja y dificultades para alcanzar el orgasmo.
Figura 1. Como una malla o red, el suelo pélvico es un conjunto de músculos que ayudan a sostener nuestros órganos internos (como se muestra en la imagen), garantizando que funcionen correctamente.
Los datos son muy llamativos. Una de cada tres mujeres padece un trastorno del suelo pélvico.2 A menudo se piensa erróneamente que estos problemas son exclusivos de las mujeres, pero la realidad es que los hombres también son susceptibles de padecer trastornos del suelo pélvico. En España, aproximadamente el 5% de los hombres entre 50 y 65 años y un 19% de aquellos entre 25 y 70 años sufren incontinencia urinaria y disfunción eréctil, respectivamente.3,4
Más allá del parto: los costos del embarazo y el posparto
Si bien no solo afecta a mujeres que han dado a luz,5 es sobre todo a partir del embarazo cuando se empieza a escuchar hablar del suelo pélvico. El embarazo y el posparto son, sin duda, períodos críticos para esta musculatura. Durante el embarazo, el peso adicional y la presión del feto ejercen una mayor tensión sobre los músculos del suelo pélvico, debilitándolos. Aunque el cuerpo de la mujer está naturalmente diseñado para adaptarse a los cambios durante la gestación, la realidad es que los efectos del embarazo en el cuerpo pueden perdurar hasta mucho tiempo después. Más de un tercio de mujeres pueden llegar a experimentar incontinencia urinaria de esfuerzo 15 años o más después del parto.6 Es una de las conclusiones de un estudio que incluyó más de 1.500 mujeres y fue publicado en la prestigiosa revista JAMA. Además, el 22% sufría de vejiga hiperactiva —condición en la que se tiene la necesidad urgente y frecuente de orinar—, el 31% tenía incontinencia fecal y el 30% desarrolló prolapso de órganos pélvicos durante ese período.
La disfunción del suelo pélvico parece afectar especialmente a las mujeres deportistas, que tienen hasta 3 veces más riesgo de incontinencia urinaria que las mujeres que no lo son.7 Además, en el caso concreto de mujeres deportistas, las que practican actividades de alto impacto tienen una mayor prevalencia de trastornos del suelo pélvico (incontinencia urinaria y/o anal y prolapso de órganos pélvicos) que las que realizan actividades de menor impacto.8–10 El aumento de la presión intra-abdominal que se produce como consecuencia de actividades como correr o saltar debilita la musculatura perineal con el tiempo, lo que se ha asociado tradicionalmente con un mayor riesgo de incontinencia urinaria.
Poner en forma el suelo pélvico
La buena noticia es que cada vez hay más evidencia sobre los importantes beneficios de fortalecer el suelo pélvico. A pesar de ello, esta musculatura es frecuentemente olvidada en nuestras rutinas de ejercicio. Nos esforzamos en el gimnasio para ejercitar nuestros músculos, pero a menudo pasamos por alto uno de los más cruciales: el suelo pélvico. Tal vez no nos ayudará a vernos mejor, pero fortalecer el suelo pélvico no solo es útil, es esencial.
El entrenamiento del suelo pélvico no solo ayuda a recuperar el tono y la función después del parto, sino que también mejora la salud sexual y previene o trata disfunciones como la incontinencia urinaria y otros trastornos derivados de un suelo pélvico débil. Un reciente meta-análisis realizado por investigadores españoles ha concluido que el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico es una potente herramienta para prevenir y tratar estas disfunciones, aumentando los niveles de fuerza del suelo pélvico y reduciendo las pérdidas de orina en mujeres deportistas con una media de edad de 23 años.11
Ahora que conocemos los beneficios de fortalecer los músculos del suelo pélvico, nos queda saber cómo entrenarlos. Existe una gran variedad de ejercicios y entrenamientos para esta musculatura. Nos centraremos en algunos de los que tienen más respaldo científico y, además, evaluaremos si aquellos que se venden como eficaces para el fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico, realmente lo son.
Ejercicios de Kegel, una opción no quirúrgica para tratar la incontinencia urinaria
También conocidos como contracciones del suelo pélvico, los ejercicios de Kegel consisten en contraer y relajar los músculos del suelo pélvico repetidamente (algo parecido a la acción de intentar orinar y después contenerse con fuerza), lo que aumenta su fuerza y resistencia, ayudando a sostener nuestros órganos y equilibrar la presión que se ejerce en el abdomen a lo largo del día. Una de sus grandes ventajas es que se pueden realizar prácticamente en cualquier momento y lugar, ya sea en clase, en el trabajo, tomando un café o mientras estás leyendo este artículo.
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Estos ejercicios deben su nombre al afamado ginecólogo estadounidense Dr. Arnold H. Kegel —como no podía ser de otra forma—, quien a finales de la década de 1940 observó que las mujeres que los realizaban tenían menos pérdidas de orina tras el parto.12 Más recientemente, la evidencia ha confirmado que los ejercicios de Kegel son una manera muy efectiva de prevenir y tratar la incontinencia urinaria durante el embarazo y el posparto.13 Además, los hombres también pueden beneficiarse de su práctica.14 Cabe destacar sin embargo que en algunos casos no solo no se han encontrado mejoras, sino que la realización de estos ejercicios ha intensificado problemas previos relacionados con el suelo pélvico (p. ej., molestias durante la práctica deportiva o dolor vesical).15
Hipopresivos, ¿marketing o ciencia?
Los ejercicios hipopresivos han ganado popularidad por su supuesta capacidad para mejorar el tono del suelo pélvico sin aumentar la presión intra-abdominal. Esta técnica, que combina la respiración con la contracción abdominal y del suelo pélvico, fue desarrollada en los años 80 por el fisioterapeuta belga Marcel Caufriez —curiosamente en este caso no le dio su nombre a la técnica—. Sin embargo, a diferencia de los ejercicios de Kegel, la evidencia científica sobre su efectividad es limitada, pese a estar ampliamente extendido su uso.16
Una revisión sistemática publicada en 2019, que incluyó dos estudios (de los cuales solo uno era un ensayo controlado aleatorizado —el máximo nivel de evidencia después de los meta-análisis—), analizó los efectos de los ejercicios hipopresivos en el suelo pélvico.16 Los autores no encontraron mayor efectividad de esta técnica en el tratamiento y/o la prevención de las disfunciones de suelo pélvico frente a los ejercicios de Kegel, que además son mucho más sencillos de aprender y realizar. Por tanto, hasta esos años no parecía haber evidencia científica —de calidad— que avalase sus marketinianos beneficios.
Más recientemente, una nueva revisión sistemática de cuatro ensayos controlados aleatorizados comparó los ejercicios hipopresivos con el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico (p. ej., ejercicios de Kegel) para el tratamiento del prolapso de órganos pélvicos.17 De nuevo, el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico fue más eficaz que los ejercicios hipopresivos solos, mientras que al añadir ejercicios hipopresivos al entrenamiento de los músculos del suelo pélvico no se observó ningún efecto adicional. Seguramente, la gimnasia abdominal hipopresiva sea efectiva para muchos otros propósitos, pero parece que no hay evidencia que justifique su recomendación para tratar las disfunciones del suelo pélvico. Lo que sí parece haber es mucho marketing detrás.
Otras maneras de fortalecer el suelo pélvico
Además de los diferentes ejercicios y técnicas, existen distintos accesorios o dispositivos de los que se puede hacer uso, que están diseñados específicamente para estimular y trabajar los músculos del suelo pélvico. Desde modelos pensados para introducirlos en el interior de la vagina (p. ej., las bolas chinas), pasando por pesarios vaginales (diseñados para sostener y fortalecer el suelo pélvico), hasta aplicaciones móviles similares a juegos, como Perifit, donde un dispositivo insertado en la vagina se comunica con el teléfono a través de Bluetooth. Los beneficios de estos elementos de biofeedback, en combinación con el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico, podrían ser mayores que el entrenamiento por sí solo.18
Los pesarios, en combinación con el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico, pueden mejorar los síntomas del prolapso de los órganos pélvicos.19 Sin embargo, existen dudas sobre su eficacia por sí solos. El uso de pesarios también puede tener inconvenientes, como olor o hemorragia vaginal, ya que se asocia con un mayor riesgo de eventos adversos en comparación con el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico.19 Esto hace que menos de dos de cada 10 mujeres utilicen pesarios a largo plazo, debido principalmente a sus efectos adversos y a la necesidad de mantenimiento con el paso del tiempo.20
Conclusiones
El suelo pélvico es una estructura fundamental de nuestra anatomía que en la mayoría de los casos pasamos por alto, acordándonos de ella cuando empieza a darnos problemas. No importa si no planeas quedarte embarazada o si eres hombre o mujer, mantener en forma los músculos del suelo pélvico es beneficioso tanto para el presente como para el futuro.
Los ejercicios de Kegel solos o en combinación con otros dispositivos (p. ej., bolas chinas, aplicaciones de biofeedback o los pesarios) destacan como una herramienta eficaz para este propósito. Por su parte, los ejercicios hipopresivos parecen tener detrás más marketing que evidencia científica. En cualquiera de los casos, será fundamental actuar con precaución y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud para asegurar un entrenamiento del suelo pélvico seguro y efectivo.
En un futuro artículo hablaremos sobre cómo un suelo pélvico fuerte puede beneficiar a los hombres con problemas de erección.
Referencias:
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3. Eduardo Martínez, A. et al. Prevalencia de incontinencia urinaria y vejiga hiperactiva en la población española: Resultados del estudio EPICC. Actas Urológicas Españolas 33, 159–166 (2009).
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5. Nygaard, I. et al. Prevalence of symptomatic pelvic floor disorders in US women. JAMA 300, 1311–1316 (2008).
6. Blomquist, J. L., Muñoz, A., Carroll, M. & Handa, V. L. Association of Delivery Mode with Pelvic Floor Disorders after Childbirth. JAMA 320, 2438–2447 (2018).
7. Teixeira, R. V., Colla, C., Sbruzzi, G., Mallmann, A. & Paiva, L. L. Prevalence of urinary incontinence in female athletes: a systematic review with meta-analysis. Int. Urogynecol. J. 29, 1717–1725 (2018).
8. de Mattos Lourenco, T. R., Matsuoka, P. K., Baracat, E. C. & Haddad, J. M. Urinary incontinence in female athletes: a systematic review. Int. Urogynecol. J. 29, 1757–1763 (2018).
9. Forner, L. B., Beckman, E. M. & Smith, M. D. Do women runners report more pelvic floor symptoms than women in CrossFit®? A cross-sectional survey. Int. Urogynecol. J. 32, 295–302 (2021).
10. Nygaard, I. E. & Shaw, J. M. Physical activity and the pelvic floor. Am. J. Obstet. Gynecol. 214, 164–171 (2016).
11. Rodríguez-Longobardo, C., López-Torres, O., Guadalupe-Grau, A. & Gómez-Ruano, M. Á. Pelvic Floor Muscle Training Interventions in Female Athletes: A Systematic Review and Meta-analysis. Sports Health. (2023).
12. Kegel, A. H. Progressive resistance exercise in the functional restoration of the perineal muscles. Am. J. Obstet. Gynecol. 56, 238–48 (1948).
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14. Filocamo, M. T. et al. Effectiveness of early pelvic floor rehabilitation treatment for post-prostatectomy incontinence. Eur. Urol. 48, 734–738 (2005).
15. Rodríguez-Longobardo, C., Guadalupe-Grau, A., Gómez-Ruano, M. Á. & Lopez-Torres, O. Effect of Kegel Exercises on Lower Urinary Tract Symptoms in Young Gymnasts: A Prospective Cohort Study. Urogynecology 29, 670–677 (2023).
16. Martín-Rodríguez, S. & Bø, K. Is abdominal hypopressive technique effective in the prevention and treatment of pelvic floor dysfunction? Marketing or evidence from high-quality clinical trials? Br. J. Sports Med. 53, 135–136 (2019).
17. Bø, K. et al. Are hypopressive and other exercise programs effective for the treatment of pelvic organ prolapse? Int. Urogynecol. J. 34, 43–52 (2023).
18. Aukee, P., Immonen, P., Penttinen, J., Laippala, P. & Airaksinen, O. Increase in pelvic floor muscle activity after 12 weeks’ training: A randomized prospective pilot study. Urology 60, 1020–1023 (2002).
19. Bugge, C. et al. Pessaries (mechanical devices) for managing pelvic organ prolapse in women. Cochrane Database Syst. Rev. 2020, (2020).20. Sarma, S., Ying, T. & Moore, K. H. Long-term vaginal ring pessary use: Discontinuation rates and adverse events. BJOG An Int. J. Obstet. Gynaecol.116, 1715–1721 (2009).