La capacidad de esprintar ha sido vital para la supervivencia del ser humano, del mismo modo que es inherente en la gran mayoría de los deportes. Este ejercicio de alta intensidad es un gran productor de radicales libres que, aunque inicialmente se pensó que podrían ser perjudiciales, hoy en día resultan vitales para el rendimiento en la prueba y para las adaptaciones que produce. Por lo tanto, controlar qué procesos regula y a través de qué mecanismos es imprescindible para el entrenamiento con esprints.