El reloj circadiano se encarga de regular los procesos que ocurren en nuestras células y órganos a lo largo del día, permitiendo que sucedan de forma más eficiente. Estos procesos difieren en cada órgano en base a cuáles sean sus funciones más vitales, y cambian para lidiar con el daño acumulado a medida que vamos envejeciendo. Entender cómo y por qué cambian estas funciones al envejecer podría llevar a evitar que se deterioren, lo cual permitiría mejorar nuestra calidad de vida a lo largo de los años.