En la historia han llegado más personas a La Luna que a una profundidad superior a los 120 metros en el mar. Superar la barrera de los 100 metros buceando en apnea compromete de tal forma la vida que las respuestas fisiológicas que permiten la supervivencia durante esas largas inmersiones son difíciles de explicar. La actividad del organismo se reduce al mínimo, creando un estado de latencia que, atendiendo a las cifras, posibilitan la vida en un estado casi incompatible con la misma.